El creador español Santiago Sierra ha suscitado una gran controversia al equiparar el Día de la Hispanidad, que se festeja cada 12 de octubre, con un momento sombrío de la historia alemana: la Noche de los cristales rotos. En sus declaraciones, Sierra criticó la selección de este día como emblema de celebración, sosteniendo que celebrar el 12 de octubre es similar a enaltecer un pasado caracterizado por la violencia, la colonización y el padecimiento de las comunidades indígenas.
El paralelo trazado por el artista, famoso por su estilo provocador, pretende incitar a una reflexión sobre cómo los países afrontan su pasado y los acontecimientos que deciden recordar. De acuerdo con Sierra, conmemorar el Día de la Hispanidad es pasar por alto las consecuencias destructivas de la colonización en América Latina, donde millones de individuos fueron subyugados, esclavizados o exterminados bajo el dominio del imperio español.
«El 12 de octubre no debería ser un día festivo, sino una jornada para reflexionar y lamentar», expresó el artista, destacando que esta fecha marca el comienzo de un proceso histórico que llevó a la destrucción de culturas y civilizaciones completas. Para Sierra, esta celebración es obsoleta y carece de una visión crítica del pasado, perpetuando así una narrativa que invisibiliza el sufrimiento de los pueblos indígenas.
El Día de la Hispanidad, establecido como la Fiesta Nacional de España, conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492, un hecho que significó el inicio de la expansión colonial europea en el continente. A lo largo del tiempo, esta fecha ha sido vista de diferentes maneras, desde un emblema de unidad cultural y lingüística entre España y América Latina hasta un recordatorio de la explotación y opresión vivida por los pueblos indígenas. Las afirmaciones de Sierra se alinean claramente con esta última perspectiva, intentando destacar lo que él considera una exaltación de un pasado violento.
La comparación con la Noche de los cristales rotos, un suceso de 1938 caracterizado por una oleada de violencia antisemita en la Alemania nazi, ha suscitado especialmente controversia. Sierra aclaró que su objetivo no era equiparar los eventos, sino resaltar cómo algunos países eligen fechas importantes sin considerar el efecto histórico y emocional que estas pueden ocasionar en las víctimas y sus descendientes. «Nadie en su sano juicio conmemoraría un día que recuerde actos de barbarie, sin embargo, el 12 de octubre se sigue celebrando como si no hubiera una historia de genocidio y saqueo detrás», añadió.
Las declaraciones del creador han provocado respuestas divididas. Por una parte, ciertos grupos han apoyado su postura, indicando que es fundamental reconsiderar el significado del Día de la Hispanidad y cuestionar las narrativas oficiales que ensalzan la colonización. Por otra parte, los críticos opinan que las palabras de Sierra son exageradas y que su comparación con un evento tan trágico como la Noche de los cristales rotos es inapropiada y desmedida.
La controversia alrededor del 12 de octubre no es reciente, pero los comentarios de Santiago Sierra reaniman un debate que permanece actual tanto en España como en América Latina. Para algunos, representa una ocasión para reflexionar sobre el pasado y desarrollar una memoria histórica más crítica e inclusiva. Para otros, es un recordatorio de las tensiones que emergen al reevaluar la historia desde visiones contemporáneas.
Sierra, reconocido por su arte de protesta y su crítica a las estructuras de poder, ha empleado nuevamente su voz para desafiar tradiciones y símbolos que, a su juicio, continúan fomentando una interpretación distorsionada de la historia. Más allá de la polémica, sus comentarios abren la puerta a un diálogo esencial sobre las formas en que las sociedades deciden recordar su pasado y los valores que se impulsan mediante estas celebraciones.
Sierra, conocido por su arte de denuncia y su crítica a las estructuras de poder, ha utilizado una vez más su voz para cuestionar tradiciones y símbolos que, según él, perpetúan una visión sesgada de la historia. Más allá de la controversia, sus palabras invitan a un diálogo necesario sobre cómo las sociedades eligen recordar su pasado y qué valores se promueven a través de estas conmemoraciones.
En última instancia, la polémica en torno al Día de la Hispanidad refleja un conflicto más amplio sobre identidad, memoria y justicia histórica. Mientras unos defienden la celebración como un homenaje a los lazos culturales entre España y América, otros, como Santiago Sierra, ven en ella una oportunidad perdida para reconocer el dolor y las injusticias que marcaron la colonización.